Esos dos elencos axiológicos se perfilan como motivadores y justificadores de una agresiva y ambiciosa innovación, la nueva política militar encaminada a imponer a un número de ex-colonias europeas una gobernación conforme con las valoraciones de la U.E. Esos elencos valorativos nos dejan un sabor amargo, tanto por lo que falta cuanto por lo que sobra. La Unión no incluye entre sus valores muchos que son compartidos por la mayoría de los seres humanos (p.ej el bienestar) y, en cambio, pone en el lugar supremo al valor de la dignidad, autorizándose a emprender campañas militares en aras de la prevalencia del mismo. Pero ¿existe de veras ese valor de la dignidad? Y, de existir, ¿merece ese rango?